“Sólo tengo tres cosas que enseñar: Simplicidad, paciencia, compasión. Estas tres son tus mayores tesoros.” -Lao Tse
Con el tiempo me he dado cuenta de que la industria del ejercicio en su mayoría tiende a siempre buscar más y más; más entrenamiento, más peso, más intensidad, más variación, etc. Una mentalidad de más es mejor. Todo con la finalidad de tener “feliz” al cliente y hacer lo que ellos quieran para que sientan que sacan provecho de lo que pagan.
A pesar de toda la información sobre resistencia y trabajo cardiovascular de manera progresiva, los principios básicos de fuerza y acondicionamiento físico y la experiencia en el gimnasio; seguimos como Coaches/industria cayendo en la idea de que más es mejor. La intención es buena, queremos ayudar a nuestro cliente, sin embargo, eso en mayoría de los casos produce una falta de resultados, incrementa riesgo de lesiones, disminuye el porcentaje de retención de clientela y probabilidad de ser referido (menos $ para el Coach y el gimnasio). Entonces, ¿por qué dejamos que suceda?
Como Coach, yo no me dedico a entregar programas de entrenamiento o productos (eso es lo fácil), yo me dedico a buscar y dar una solución al cliente.
¿Qué solución? Un cambio a través de entrenamiento, nutrición y estilo de vida para quienes buscan ser una mejor versión de si mismos y tener la mayor calidad de vida por la mayor cantidad de vida que puedan.
Y es ahí donde empiezo con cada cliente:
- ¿Cómo entrenas hoy en día?
- ¿Cómo te nutres hoy en día?
- ¿Cómo vives hoy en día?
- ¿A dónde quieres llegar y por qué?
Teniendo información y expectativas claras desde un inicio nos permite despojar todo lo que no importa y establecer un “plan” simple y lógico para lograr el resultado (solución) que buscamos. Conscientes de lo que hacemos y por qué lo hacemos. Y seré honesto, esto puede ser incómodo de aceptar, lo fue para mi hace años, pensar que uno es especial y diferente, que uno sí puede más y tiene que hacer más para demostrar algo. Así viví por mucho simplemente para terminar frustrado porque nunca iba a poder alcanzar “más”, porque no sabía que era más.
Entre más simple y lógico sea el programa, más pronto y satisfactorio será el resultado.
Por Alex Samaniego
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