La alimentación consciente es una antigua práctica que puede transformar tu forma de pensar sobre la comida y preparar el escenario para una vida de alimentación saludable.
Como la mayoría de nosotros, probablemente hayas comido algo en las últimas horas. Y, como muchos de nosotros, es posible que no puedas recordar todo lo que comiste, y mucho menos la sensación de comerlo. Es muy común que mientras comamos estemos haciendo otra cosa. Trabajar, manejar, leer, ver tele o el celular, etc. No somos del todo conscientes de lo que comemos. Y esta alimentación sin sentido, la falta de conciencia de los alimentos que consumimos, puede estar contribuyendo a la epidemia de obesidad y a otros problemas de salud.
¿Qué es la alimentación consciente?
Mindfulness significa concentrarse en el momento presente, mientras reconoces y aceptas con calma tus sentimientos, pensamientos y sensaciones corporales. Los principios de mindfulness también se aplican a la alimentación consciente, pero el concepto de alimentación consciente va más allá del individuo. También abarca cómo lo que comes afecta al mundo. Comemos para tener una salud total.
Aunque las opciones ideales de alimentos para una alimentación consciente son similares a la dieta mediterránea, centrada en frutas, verduras, cereales integrales, semillas, nueces y aceites vegetales, la técnica se puede aplicar a una hamburguesa con queso y papas fritas. Si realmente prestas atención a los alimentos que consumes, es posible que consumas este tipo de alimentos con menos frecuencia. En esencia, comer conscientemente significa estar completamente atentos a la comida, mientras la compras, la preparas, la sirves y la consumes.
Sin embargo, adoptar la práctica puede requerir más que algunos ajustes. En el libro Savor: Mindful Eating, Mindful Life se sugieren varias prácticas que puedes ayudarte a llegar ahí, incluidas las que se te explicaremos a continuación.
- Comienza con tu lista de compras. Considera el valor para la salud de cada artículo que agregues a tu lista y apégate a él para evitar compras impulsivas. Llena la mayor parte de tu carrito con frutas y verduras y evita los pasillos centrales, que están llenos de alimentos procesados.
- Siéntate en la mesa con apetito, pero no cuando tengas un hambre descontrolable. Si te saltas las comidas, es posible que estés tan ansioso por tener algo en el estómago que tu primera prioridad será llenar el vacío en lugar de disfrutar de tu comida.
- Comienza con una pequeña porción. Puede resultar útil limitar el tamaño de tu plato.
- Aprecia tu comida. Haz una pausa por un minuto o dos antes de comenzar a comer para contemplar todo y todo lo que se necesitó para llevar la comida a tu mesa. Expresa en silencio tu gratitud por la oportunidad de disfrutar de una deliciosa comida y de los compañeros con los que la estás disfrutando.
- Pon todos tus sentidos en la comida. Cuando cocines, sirvas y comas tus alimentos, presta atención al color, la textura, el aroma e incluso los sonidos que hacen los diferentes alimentos mientras los preparas. Mientras masticas tu comida, intenta identificar todos los ingredientes, especialmente los condimentos.
- Toma pequeños bocados. Es más fácil saborear la comida por completo cuando la boca no está llena. Deje tus cubiertos en la mesa entre bocado y bocado.
- Mastica bien. Hasta que puedas saborear la esencia de la comida. (Es posible que tengas que masticar cada bocado de 20 a 40 veces, dependiendo de la comida). Puede que te sorprendas de todos los sabores que se liberan.
- Come despacio. Si sigues los consejos anteriores, no parecerá que solo te tragas tu comida. Dedica al menos cinco minutos a comer conscientemente antes de platicar con quienes estás comiendo.
¡Inténtalo y notará la diferencia! Incluso tu digestión puede mejorar notablemente.
Muy buenos consejos me agrado recibir este correo
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